Boyhood: el cuento de hadas que no pudo ser
Al ver que Richard Linklater había decidido tomarse doce años para rodar su última película me quedé pensativo: ¿Por qué lo haría? ¿Para adquirir un mayor realismo? ¿Para intertar retratarse a sí mismo a través de otro? ¿Para desafiar la línea entre cine y vida corriente? ¿Quizá simplemente para llamar la atención? Sea cual sea la respuesta correcta, yo tengo mi propia versión. Y es que creo que Linklater hace un trabajo increíble desmitificando los cuentos de hadas de una manera no-dramática y desde lo corriente, sin tirar de casos excepcionales o extremos. Mostrando una posibilidad de vida cualquiera, y retratando cómo unos padres (que podrían ser los de cualquiera) intentan seguir una serie determinada de pasos y dar una serie de consejos que supuestamente hay que dar para que todo vaya bien, para cumplir el canon de un estilo de vida que en realidad no existe. Como cuando el padre se da cuenta de que no tiene sentido forzar a los hijos para que le ...