The Imitation Game: un ejercicio de revisión histórica
Además de una revalorización
histórica de la figura del olvidado Alan Turing, la nueva película sobre el
genial matemático es ante todo un ejemplo de revisionismo histórico que plantea
la cuestión de quién o qué aportó más en la victoria aliada de la Segunda
Guerra Mundial. Según sea leída, y la película da pie a numerosas
interpretaciones, se puede extraer bien un revisionismo de carácter
nacionalista o bien otro que plantea la cuestión de tecnología vs. ejércitos convencionales como diferentes
factores contribuyentes en la victoria aliada.
A lo largo de la película, sus escasas pretensiones en lo que a divulgación científica se refiere quedan claras: apenas se roza el tema de la producción científica de Turing y cuando se hace es en el contexto del Enigma, la indescifrable máquina de codificación alemana, y como parte de una mayor línea argumental. Más allá de eso, cuestiones como la replicación del cerebro humano en una máquina digital solo se tratan de pasada, y desentonan con la narración de la película (como lo hace en cierto modo la conversación entre Turing y el comisario de policía). Descartada la divulgación científica como función principal de la película, la intención histórica salta pronto a la vista.
A lo largo de la película, sus escasas pretensiones en lo que a divulgación científica se refiere quedan claras: apenas se roza el tema de la producción científica de Turing y cuando se hace es en el contexto del Enigma, la indescifrable máquina de codificación alemana, y como parte de una mayor línea argumental. Más allá de eso, cuestiones como la replicación del cerebro humano en una máquina digital solo se tratan de pasada, y desentonan con la narración de la película (como lo hace en cierto modo la conversación entre Turing y el comisario de policía). Descartada la divulgación científica como función principal de la película, la intención histórica salta pronto a la vista.
Cuando se estudia la Segunda Guerra Mundial de forma
genérica y a nivel básico, uno acaba con la impresión de que la victoria aliada
fue posible gracias a la intervención estadounidense, que puso dinero, recursos
y soldados donde hizo falta y que fue clave en el lanzamiento del desembarco de
Normandía. Qué casualidad que está versión de la historia favorezca a quien fue
después de la guerra, y aun es, la mayor potencial mundial. Una vez más, los ganadores
escriben la historia. Sin embargo, The
Imitation Game reclama, al menos implícitamente, el papel del Reino Unido
en la victoria aliada, generalmente no tan destacado en los libros de historia.
Esta revaluación es positiva hasta
cierto punto, donde entran en juego el nacionalismo y la auto-adulación, y
dónde la apropiación de la historia empieza a hacerse borrosa. Hay un momento
de la película en el que se da a suponer que, gracias a la filtración de
documentos e información a la URSS por parte de la inteligencia británica
(chivatos que por otro lado afirman sentirse británicos, pero con una visión
diferente a la defendida por Churchill), la victoria de la URSS en la batalla
de Stalingrado fue posible gracias a la intervención británica. Aunque la
hipótesis no es del todo imposible, no hace más que añadir a la desmitificación
que el ejército Rojo ha sufrido a lo largo de la historia, donde su victoria
generalmente se ha justificado a causa del fracaso de la Wehrmacht más que por
mérito propio ruso. Una vez más, esto responde a causas ideológicas
principalmente y al fondo de la Guerra Fría que surgió en la posguerra.
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Un francotirador soviético en la batalla de Stalingrado. |
Sin embargo, la película no es únicamente
una reivindicación más o menos nacionalista del papel de Reino Unido en la
guerra. También se entrevé una defensa del papel de la inteligencia en las
victorias en la guerra, una de los factores menos valorados debido a su
condición de alto secreto y a la clasificación o incluso destrucción de muchos
de sus archivos. Ya lo decía Fernando García Sanz en su libro sobre el papel
del espionaje en España en el resultado de la Gran Guerra, y es que el
espionaje en general y el papel de la tecnología y de la ciencia en general en
la guerra han sido grandes olvidados, a no ser que dieran lugar a armas de
destrucción masiva como la bomba atómica. Los logros de Turing salvaron miles
de vidas, quizá tantas o más que cualquier ofensiva militar. Sin embargo, el
reconocimiento de su labor y la de tantos otros ha sido olvidado muchas veces
por la historia, y necesita ser desempolvado de vez en cuando mediante
historias como esta.
Entre el revisionismo nacionalista y
la exaltación del papel de la ciencia en aplicaciones no convencionalmente
militares que propiciaron la victoria aliada, The imitation game cumple una increíble labor como testimonio
histórico, si bien parcial, y resitúa a Turing como uno de los mayores
personajes del pasado siglo. Por estas y otras razones, es una película muy
recomendable, siempre y cuando seamos conscientes de quién la está contando,
para quiénes y con qué finalidad.
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